Al llegar al taller
Nos encargaron restaurar la caja de madera de un reloj de pared, y llega al taller sin la maquinaria, pero con una gran cantidad de piezas sueltas en el interior.
Hay que recomponer el puzle y comprobar que todo esté correcto, y, sorprendentemente, la única pieza faltante es uno de los listones que sujetan los cristales a la puerta. Bueno, y el chapeado, que también presenta alguna pequeña falta que debe ser reparada.
Pero no iba a ser todo tan fácil, la caja tiene desencolada la estructura y es necesario desmontar y volver a encolar por completo.
Nos llama la atención la figura superior, un molde de resina de un caballo añadida al conjunto. Se sujeta por un alambre rodeado de cinta de pintor, una pequeña chapuza que solventamos con una espiga de madera.
Y al salir del taller de restauración
Realizamos el tratamiento habitual, de limpieza y barnizado a goma laca.
Únicamente hasta que obtenemos un brillo elegante, no llegamos al punto de lacado, y finalizamos con una suave capa de cera para protegerlo.
¡Gracias por leer!