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Esta semana te contamos un poquito el proceso que hemos llevado para tapizar un sillón orejero.

Cuando se nos presentó este proyecto, comenzamos prácticamente desde la estructura de madera, aunque con el asiento ya relleno.





Ésto, lejos de ser una ventaja, porque parte del trabajo ya está hecho, resulta un inconveniente, ya que no es éste el proceso clásico de tapizado de un sillón. ¡Pero nos adaptamos a casi cualquier circunstancia!

Lo primero que hacemos es el respaldo y las orejas.

En la siguiente foto puedes ver las tres capas principales que vamos a superponer a todas las partes, una vez están colocadas las cinchas: 

    –Tela aragonesa o arpillera: La puedes ver en el respaldo, es la tela marrón.

    –Espuma de alta densidad: Está en los brazos del sillón.

    –Guata: Es una capa de microfibras sintéticas que protege la gomaespuma. En este caso es blanca, y la puedes ver en la oreja derecha

    –Tela: Hemos elegido una tela verde con motivos florales 






La tela verde con flores no responde a ninguna razón en especial, pero creemos que las flores casi siempre quedan bien en tapicería. 


Continuamos con el respaldo y las orejas:





Después del respaldo y las orejas, tapizamos el asiento y los brazos:





Ya tenemos las partes acolchadas, esto es, las zonas que van a llevar gomaespuma.

En el resto del sillón, que son partes en las que no nos vamos a sentar, conseguiremos el aspecto almohadillado con una capa de guata.

Estas fotos de uno de los laterales te muestran cómo se ha hecho en éstas zonas:







Para las aristas entre las zonas, hemos fabricado un vivo con la misma tela.

También para cubrir la parte más frontal, que es lo último que hacemos





¡Y ya está listo!

Uno de los retos en las tapicerías que no son lisas, ya sean flores o motivos fantasía, es la concordancia entre las partes.

Así queda el sillón desde varias perspectivas, fíjate que las líneas que unen los conjuntos de flores (no vamos a llamarles ramilletes) están dispuestas para que mantenga una continuidad:











Después de muchas horas de trabajo, a veces perdemos la referencia de cómo estaban las cosas antes de ponerse a “meterles mano”, por eso nos gusta tener fotos combinando el antes y el después:




¡Gracias por leer!